RAZONES POR LAS QUE DEJAR DE PRESIONARSE EN TIEMPOS DE PANDEMIA

Artículo traducido y adaptado del original publicado en The Chronicle of Higher Education, Why You Should Ignore All That Coronavirus-Inspired Productivity Pressure

Con el permiso de la autora original, Aisha Ahmad, profesora ayudante de ciencias politicas en la Universidad de Toronto y autora del premiado libro “Jihad & Co: Black Markets and Islamist Power” (Oxford University Press, 2017). Su Twitter es @ProfAishaAhmad.

Entre sus colegas y amigos, Aisha ha observado una respuesta común a la crisis continuada del Covid-19. Todos ellos luchan valientemente por tener una sensación de normalidad — apresurándose a hacer cursos on line, manteniendo estrictos calendarios, creando escuelas Montessori en la mesas de la cocina… Esperan adaptarse durante un breve período de tiempo hasta que las cosas vuelvan a la normalidad. Ella desea a cualquiera que siga este camino la mejor suerte y salud.

Sin embargo, como alguien que ha vivido varias crisis alrededor del mundo, lo que ve detrás de este jaleo por ser productivo es una suposición arriesgada.

La respuesta a la pregunta que todo el mundo se hace — “¿Cuando va acabar esto?” — es simple y obvia, aunque terriblemente dura de aceptar. La respuesta es nunca.

Las catástrofes globales cambian el mundo, y esta pandemia se parece mucho más a una gran guerra. Incluso si contenemos la crisis del Covid-19 en unos pocos meses, el legado de esta pandemia vivirá con nosotros durante años, quizá décadas. Cambiará el modo en que nos movemos, construimos, aprendemos y nos conectamos. Sencillamente no hay modo de que nuestras vidas continúen como si nada hubiera sucedido. Por lo tanto, a pesar de que en el momento se pueda sentir bien, es ingenuo lanzarse de cabeza a un frenesí de actividad u obsesionarse sobre la productividad ahora mismo. Eso es negación y auto-engaño. La respuesta emocional y espiritual sana es prepararse para que todo cambie para siempre.

El resto de este texto es una ofrenda de Aisha. Sus colegas alrededor del mundo le han pedido que comparta sus experiencias de adaptación en condiciones de crisis. Por supuesto, según dice, ella es solo es un ser humano, luchando como cualquier otro por adaptarse a la pandemia. Aun así, ha trabajado y vivido bajo condiciones de guerra, conflictos violentos, pobreza, y desastres en muchos lugares del mundo. Ha sufrido escasez de alimentos y brotes de enfermedades, así como largos periodos de aislamiento social, movimiento restringido y confinamiento. Ha llevado a cabo una investigación premiada bajo condiciones físicas y psicológicas intensamente difíciles, y tiene su propia carrera profesional.

Comparte los siguientes pensamientos durante esta época difícil con la esperanza de que ayuden a otras personas a adaptarse a estas condiciones de adversidad. Tomad lo que necesitéis, y dejad el resto.

Etapa 1: Seguridad

Tus primeros días y semanas son cruciales, y deberías hacer espacio de sobras para permitir la adaptación mental. Es perfectamente normal y apropiado sentirse mal y perdido durante esta transición inicial. Considera como una buena cosa que no estés en negación, y que te estés permitiendo dar espacio a la ansiedad. Ninguna persona sana se siente bien durante un desastre global, por lo tanto agradece la incomodidad de tu cordura. En esta etapa, ella se focalizaría en la comida, la familia, amigos, y quizás la aptitud física (no te vas a convertir en un atleta olímpico en las próximas dos semanas, así que no pongas ridículas expectativas sobre tu cuerpo.)

Después, ignora a cualquiera que esté publicando un rendimiento extremo en las redes sociales ahora mismo. Está BIEN que tengas insomnio y te mantengas despierto a las 3 de la madrugada. Está BIEN que te olvides de comer y que no seas capaz de hacer una clase de yoga por Zoom. Está BIEN que no hayas tocado esa tarea pendiente durante tres semanas.

Ignora a la gente que publica que están trabajando mucho y a los que se están quejando de que no son capaces de concentrarse y trabajar. Cada uno está en su propio viaje. Corta el ruido.

Que sepas que no estás fallando. Deja ir todas las ideas profundamente estúpidas que tienes sobre lo que deberías estar haciendo ahora mismo. En su lugar, focalízate intensamente en tu seguridad física y psicológica. Tu prioridad durante este primer periodo debería ser hacer de tu hogar un espacio seguro. Consigue alimentos básicos apropiados para tu despensa, limpia tu casa, y haz un plan familiar coordinado. Ten conversaciones razonables con tus seres queridos sobre preparación de emergencias. Si tienes un ser querido que es un trabajador esencial, redirige tus energías y apoya a esa persona como tu máxima prioridad. Identifica sus necesidades, y entonces cubre esas necesidades.

No importa que forma tome tu unidad familiar, necesitarás ser un equipo en las semanas y meses próximos. Traza una estrategia para la conexión social con un pequeño grupo de familia, amigos, y/o vecinos, mientras mantienes la distancia física de acuerdo con las guías de salud pública. Identifica a las personas vulnerables y asegúrate de que están incluidos y protegidos.

La mejor manera de construir un equipo es ser un buen miembro, por lo tanto toma alguna iniciativa para asegurarte de que no estás solo. Si no pones esta infraestructura psicológica en su lugar, el desafío con las medidas necesarias de distanciamiento físico será demoledor. Crea un sistema seguro y sostenible ahora.

Etapa 2: El Cambio Mental

Una vez has te has proporcionado seguridad a ti mismo y a tu equipo, te sentirás más estable, tu mente y tu cuerpo se ajustarán, y tendrás ansias de desafíos más demandantes. Con el tiempo suficiente, tu cerebro es capaz y se reajustará a las nuevas condiciones de crisis, y tu habilidad para hacer trabajo de más exigencia se reanudará.

Este cambio mental hará posible que vuelvas a ser una persona que rinda más, incluso bajo condiciones extremas. De todos modos, no te precipites o juzgues de antemano tu estado mental, especialmente si nunca has experimentado un desastre antes. Uno de los posts más relevantes que Aisha vió en Twitter (escrito por Troy Johnson) fue: “Día 1 de Cuarentena: ‘Voy a meditar y a hacer ejercicio.’ Día 4: *por poco vierto helado en la pasta*” — es divertido pero también habla directamente sobre la cuestión.

Ahora más que nunca, debemos abandonar lo performativo y abrazar lo auténtico. Nuestros cambios mentales esenciales requieren humildad y paciencia. Focalízate en el cambio interno real. Estas transformaciones humanas serán honestas, crudas, feas, optimistas, frustrantes, bellas, y divinas. Y serán más lentas de lo que las personas más aplicadas están acostumbradas. Reduce la velocidad. Permite que esto te distraiga. Permite que cambie cómo piensas y cómo ves el mundo. Porque el mundo es nuestra tarea. Y en consecuencia, ojalá esta tragedia derribe todas nuestras suposiciones erróneas y nos de el valor de poner en negrita nuevas ideas.

Etapa 3: Abraza una Nueva Normalidad

Al otro lado de este cambio, tu maravilloso, creativo y resiliente cerebro te estará esperando. Cuando tus cimientos sean fuertes, crea un calendario semanal que priorice la seguridad de tu equipo familiar, y entonces haz lugar a bloques de tiempo para diferentes categorías de tu trabajo y/o tareas. Haz lo más fácil primero y luego vete hacia lo más pesado. Levántate temprano. El ejercicio o el yoga on line serán más fáciles de practicar en esta etapa.

Las cosas empezarán a sentirse más naturales. El trabajo también tendrá más sentido, y estarás más cómodo respecto a modificar o deshacer lo que hayas planificado. Nuevas ideas emergerán que no habrían aparecido en tu mente habiéndote mantenido en la negación. Continúa abrazando tu cambio mental. Ten fe en el proceso. Apoya a tu equipo.

Entiende que esto es una maratón. Si haces un sprint al principio, vomitarás en tus zapatos al final del primer mes. Prepárate emocionalmente para que esta crisis continúe entre 12 y 18 meses, seguido de una lenta recuperación. Si acaba antes, sorprende te gratamente. Ahora mismo, trabaja hacia establecer tu serenidad, tu rendimiento, y tu bienestar bajo condiciones de desastre continuado.

Ninguno de nosotros sabe cuánto durará esta crisis. Todos queremos que nuestras tropas “vuelvan a casa antes de Navidad”. La incertidumbre nos está volviendo locos.

Por supuesto, llegará un día en que la pandemia se acabará. Abrazaremos a nuestros vecinos y nuestros amigos. Volveremos a nuestros trabajos, clases y cafeterías. Nuestras fronteras se reabrirán eventualmente con más movimiento libre. Nuestras economías se recuperarán un día después de las recesiones venideras.

Todavía estamos al comienzo de este viaje. Para la mayoría de las personas, nuestras mentes no han asimilado el hecho de que el mundo ya ha cambiado.

Algunas personas se sienten distraídas y culpables por no ser capaces de trabajar suficiente o dar/recibir cursos on line de manera apropiada. Otros están usando su tiempo en casa para escribir e informar en un estallido de productividad y creatividad. Todo esto es ruido (negación y auto-engaño). Y ahora mismo, la negación solo sirve para retrasar el proceso esencial de aceptación, el cual nos permitirá re-imaginarnos a nosotros mismos en esta nueva realidad.

En el otro lado de este viaje de aceptación están la esperanza y la resiliencia. Sabremos que podemos hacer esto, incluso si nuestros esfuerzos continúan durante años. Seremos creativos y reaccionaremos, y encontraremos luz en todos los recovecos y rendijas. Aprenderemos nuevas fórmulas y haremos amigos inusuales. Tendremos proyectos que no podemos imaginar hoy, e inspiraremos a personas que aún no hemos conocido. Y nos ayudaremos unos a otros. No importa lo que pase después, juntos seremos dichosos y estaremos dispuestos a servir.

Para finalizar, Aisha da gracias a aquellos colegas y amigos que provienen de lugares difíciles, quienes conocen este sentimiento de desastre en sus propios huesos. En los días pasados, han reído sobre sus heridas de infancia y se han regocijado en sus preocupaciones. Han dado gracias y han aprovechado sus viejas heridas de tiempos de guerra.

Gracias por ser guerreros de la luz y por compartir vuestra sabiduría nacida del sufrimiento.

Porque la calamidad es un gran maestro.

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